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sábado, diciembre 29

Sobre H.P Lovecraft


Siempre, siempre, siempre... Sera un tema interesante hablar de Howard Phillips Lovecraft...
He admirado a este hombre por su intenso raciocinio, su modo de concebir la vida en la tierra, sus obras por supuesto...
Quisiera compartirlo c
on ustedes...

Algo de su infancia expuesto Wikipedia...
... A Howard, el pequeño Lovecraft, le gustaba frecuentar parajes extraños y apartados para poder dar rienda suelta a su desbordante imaginación. En esos sitios (cuevas, arboledas alejadas, etc.) recreaba situaciones históricas o se ensimismaba en la observación de pequeños detalles que, para el resto de las personas, pasaban totalmente inadvertidos, pero que a Lovecraft le fascinaban; como detenerse a escuchar a las hadas del bosque, o imaginar lo que podría existir en el espacio exterior. Quizás una de las razones por las que le gustaba tanto evadirse era por la estricta atadura a la que lo sometía su madre, diciéndole que él no debía jugar con niños de menor categoría, o insistiendo en que era feo y que nunca llegaría a triunfar.

Lovecraft fue un niño prodigio: recitaba poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a los seis o siete años de edad. Uno de los géneros que más le apasionó en su infancia fue el de las novelas policíacas, llevándolo incluso a formar la "Agencia de detectives de Providence" a la edad de trece años. A los quince creó su primera obra, La bestia en la cueva, imitación de los cuentos de horror góticos. A los dieciséis escribía una columna de astronomía para el "Providence Tribune".

Su abuelo materno lo alentaba a la lectura, y siendo ésta una de sus aficiones favoritas, no tardó en descubrir la inmensa biblioteca de su abuelo. En ella descubrió (con un ejemplar de La Ilíada para niños entre las manos) el paganismo grecolatino y Las mil y una noches, a una edad muy temprana, aunque posteriormente (a los cinco años) se declaró ateo, convicción que mantuvo hasta su muerte. Esto ayudó a que su imaginación se desarrollase rápidamente en comparación con el resto de los chicos de su edad, produciéndole una falta de adaptación con éstos. Cuando ellos querían jugar con espadas o a juegos fundamentalmente físicos, él prefería llevar a cabo entretenimientos más pausados e imaginativos, como representaciones históricas.

Debido a su falta de perseverancia y de salud, no asistió al colegio hasta los ocho años y tuvo que dejarlo después de un año. Durante su absentismo escolar, leía con voracidad. Adquirió conocimientos de química y astronomía, llegando incluso a escribir en algunas revistas científicas. Publicó varias revistas de circulación limitada, comenzando en 1899 con La Gaceta Científica. Cuatro años después, regresó a la escuela pública "Hope Street High School", donde cursó dos años y medio en la educación secundaria, hasta que abandonó definitivamente los estudios [...]

¿En que dimensión se hallaba su cerebro?
Yo no creo que su mente haya estado afectada ni mucho menos, ni por ningun trauma, ni ninguna de esas necedades... E
staba muy por encima de nuestra capacidad...
Al leer sus libros uno se da cuenta de ello...
Pase por ello la primera vez que me atrevi y fue con A traves de las puertas de las llaves de plata... Mas tarde con el Horror de Dunw
ich, luego El color fuera del espacio, El abismo en el tiempo y asi fui...

Y senti que se abrieron mis ojos en muchos aspectos porque pude captar su mensaje...

Si quieren seguir leyendo acerca de su vida...

Lista de obras:


La crítica considera comúnmente que el núcleo central de los Mitos de Cthulhu lo forman los siguientes ocho relatos, las obras mayores de Lovecraft:

La llamada de Cthulhu (1926)
El color de fuera del espacio (1927)
El horror de Dunwich (1928)
El que susurra en la oscuridad (1930)
En las montañas de la locura (novela) (1931)
Los sueños de la casa de la bruja (1932)
La sombra sobre Innsmouth (1932)
El abismo en el tiempo (1934-1935)

Tambien...

  • A través de las puertas de la llave de plata (con E. Hoffmann Price)
  • Aire Fresco
  • Arthur Jermyn
  • Astrophobos
  • Autobiografía
  • Bajo las Pirámides
  • Celephais
  • Dagón
  • Él
  • El alquimista
  • El árbol
  • El árbol en la colina (con Duane W. Rimel)
  • El Caos Reptante (con Elizabeth Berkeley)
  • El caso de Charles Dexter Ward
  • El ceremonial
  • El Desafío del Más Allá (con otros)
  • El Extraño/El Intruso
  • El Extraño Caserón en la Niebla
  • El grabado en la casa
  • El Horror de Dunwich
  • El Horror de Red Hook
  • El horror sobrenatural en la literatura
  • El Libro Negro De Alsophocus (con Martín S. Warnes)
  • El modelo de pickman
  • El morador de las tinieblas
  • El pescador del Cabo del Halcón (con August Derleth)
  • El superviviente (con August Derleth)
  • El Anciano Terrible
  • En busca de la ciudad del sol poniente
  • En la Cripta
  • En las montañas de la locura
  • Fragmentos: Azathoth
  • Fragmentos: El descendiente
  • Hasta en los Mares (con H. Barlow)
  • Herbert West reanimador
  • De la oscuridad
  • El demonio de la peste
  • El grito del muerto
  • El horror de las sombras
  • Legiones de la tumba
  • Seis disparos
  • Hipnos
  • Historia del necronomicon
  • Hongos de Yuggoth Poemas de horror cósmico
  • Hongos de Yuggoth Poemas de la naturaleza
  • Hongos de Yuggoth Poemas metafísicos
  • Hongos de Yuggoth Poemas oníricos
  • La bestia en la cueva
  • La Búsqueda de Iranon
  • La búsqueda onírica de la misteriosa Kadath
  • La Casa Maldita
  • La Calle
  • La Ciudad sin Nombre
  • La decisión de Randolph Carter
  • La habitación cerrada (con August Derleth)
  • La Hermandad Negra (con August Derleth)
  • La Hoya de las Brujas (con August Derleth)
  • La lámpara de Alhazred (con August Derleth)
  • La llamada de Cthulhu
  • La llave de plata
  • La maldición que cayó sobre Sarnath
  • La Música de Erich Zann
  • La nave blanca
  • La poesía y los dioses
  • La sombra fuera del Espacio (con August Derleth)
  • La Sombra sobre Innsmouth
  • La tumba
  • La ventana en la buhardilla (con August Derleth)
  • Las Ratas en las Paredes
  • Lo Innombrable/Lo Indescriptible
  • Los amados muertos (con C. M. Eddy)
  • Los Gatos de Ulthar
  • Los otros dioses
  • Los Sueños de la casa de la Bruja
  • Más allá del muro del sueño
  • Polaris
  • Reliquia de un mundo olvidado (con Hazel Heald)
  • Robert Ervin Howard: Un recuerdo.

Bien aquello fue una larga lista...

Otra cosa ke me gustarian que checaran... El joven lovecraft

Se que les va a gustar... [que los dioses escuchen mis suplicas y los emos no lo agarren como a jack, emily y todo lo que se les atraveso, porque me gustan las caricaturas y Siouxie y no que injusto que lo cargen de llavero esos niñitos raros..]


Visiten el sitio! las tiras son muy agradables, voy cada semana a ver ke hay de nuevo...

Aca les dejo de nuevo el link...




Finalmente una de sus obras... ya se los he dicho lean...


Título del Libro: Aire Frío

“Me pides que explique por qué siento miedo de la corriente de aire frío; por qué tiemblo más que otros cuando entro en un cuarto frío, y parezco asqueado y repelido cuando el escalofrío del atardecer avanza a través de un suave día otoñal. Están aquellos que dicen que reacciono al frío como otros lo hacen al mal olor, y soy el último en negar esta impresión.”


Para cerrar esta entrada...


"No esta muerto El que reposa en la eternidad,
pues cuando llegue la hora, hasta la misma muerte morirá"...

sábado, septiembre 22

EL cuervo...Un poco mas alla

Curiosidades de El Cuervo

-- The Crow --

http://i187.photobucket.com/albums/x172/Summerwine2007/TheCrow.jpg

  • Antes de que Brandon Lee fuera elegido para interpretar a Eric Draven, el papel fue ofrecido a diversos actores como River Phoenix y Christian Slater pero sus altas pretensiones fueron un obstáculo insalvable, Brandon firmó por protagonizar "El Cuervo" y dos películas más por 300.000 dólares. miguel rocha lopez
  • El papel de Shelly fue ofrecido a Cameron Díaz. miguel rocha lopez
  • El grupo de Eric Draven en la película se llamaba Hangman´s Joke y el disco que examinaba Sarah buscando la canción que contenía la frase "No llueve eternamente" se llamaba "Last Laugh" cuyas canciones de la cara primera eran: "Bombardier´s Ball", "Fall Down Laughing", "It Never Was You", "New Cowboy Boots" y "Fire in the Rain". miguel rocha lopez
  • En una primera etapa Brandon no fue escogido por el productor, Brandon veía en el papel una oportunidad única para saltar al estrellato y que se le dejara de conocer como el hijo de Bruce Lee, así como desencasillarse de las películas de artes marciales. Quería el papel con toda su alma, era su gran oportunidad, por lo que decidió adquirir un comic de El Cuervo, estudiarlo detenidamente e intentar parecerse lo máximo posible al Eric Draven que dibujó James O´Barr y a fe que lo consiguió. miguel rocha lopez
  • Todas la escenas se rodaban de noche con mucha lluvia y los actores se morían de frío, durante el rodaje además Brandon sólo dormía 2 ó 3 horas. isabel
  • Cuando iba a grabar la escena en la que lo matan el dijo: "Vamos allá" y cuando le dispararon cayo y se recostó en una pared y dijo: "Cut" (corten), pero creyeron que era una de sus bromas. isabel
  • Luego de la muerte de Brand, los actores dijeron que vieron su alma rondando en los escenarios. miguel rocha lopez
  • Debido a la muerte de Brandon Lee durante el rodaje, hubo que reemplazar su cara sobre la de un doble en algunas tomas. La más difícil de ellas es una en la que el personaje de Lee se mira en un espejo totalmente trizado. Para lograrlo, hubo que descomponer la imagen de la cara de Brandon Lee y distorcionarla para cada uno de los minúsculos trozos del espejo, según el tamaño de cada pedacito y su inclinación específica. Alejandro Rivas
  • En Alemania han cortado algunas escenas del filme. Rucilam
  • James O`bar, el creador del cómic de "El Cuervo" tiene una pequeña aparición en la película en la escena después de la explosión del almacén de Gideon, cuando Eric se encuentra con Albretch, se le ve por detrás robando un televisor. Kus
  • En la película en un principio se rodaron escenas en las que salía un esqueleto vestido de cowboy que se llamaba "Skull Cowboy", representaba a la muerte y daba consejos al protagonista pero se suprimieron por el excesivo metraje de la película. Gecko
  • Brandon Lee en la vida real estaba a punto de casarse, pero a causa del accidente que sufrió durante el rodaje, no pudo ser, igual que la película. Hay quien dice que esto fue una estrategia para hacer publicidad, otros que fueron los mismos que asesinaron a su padre, el famoso Bruce Lee, por difundir los conocimientos de la lucha oriental. DreamFlow
  • Brandon Lee, hijo de Bruce Lee, murió al protagonizar esta película. Una de las pistolas que dispararon sobre él en la escena de la reunión de los mafiosos tenía balas de verdad, en lugar de llevar balas de fogueo. Este hecho hizo que se pensara en parar la película, ya que faltaban muchas escenas con Brandon Lee de protagonista. Se utilizó una técnica informática para aclopar la cara de Brandon Lee a un doble (amigo suyo), para poder realizar las escenas en las que el cuervo sale de la tumba y se disfraza. Muchas otras escenas de la película se hicieron con tonos muy oscuros y con el personaje de espaldas para lograr el propósito de terminar el film. ShockWave
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Muchas obras artísticas nacen del dolor.

Tomemos el caso del guionista e ilustrador James O’ Barr: su pareja murió al ser atropellada por un conductor ebrio. Incapaz de soportar el dolor y la bronca, se enroló en la marina y vivió en Berlín. No funcionó. Para no volverse loco, decidió darle una salida creativa a su resentimiento.

Así, a comienzos de la década del ochenta, nació The crow, la historia de Eric Draven, un rockero a punto de casarse con Shelley, su novia. Pero antes de las nupcias, justo en la Noche del Diablo —anterior a Halloween—, ambos son asesinados por la pandilla que controla la ciudad, una metrópolis decadente, bien de cine negro. Es conocido el dicho de que las almas muertas en forma horrible nunca descansan en paz. Por eso, un año después de morir, Eric vuelve de la tumba gracias a un cuervo. A partir de ahora, la fenecida estrella de rock es un antihéroe vengativo que sale en busca de quienes lo asesinaron y del líder, el sádico e incestuoso Top Dollar.

Para diseñar el look del personaje, O’ Barr se nutrió de varias fuentes, la mayoría musicales (es fanático de las bandas dark góticas de los ’80). El aspecto de Eric está inspirado en el de Robert Smith, figura representativa de The Cure: cara maquillada de blanco, sombras alrededor de los ojos y de la boca, indumentaria oscura. Algo así como un mimo del infierno. Otro modelo fue Peter Murphy, cantante de Bauhaus, y también Iggy Pop. Pero la base real son las tres caras del teatro británico, que expresan dolor, desesperación e ironía.

Además, en las historias abundan referencias a grupos como Joy División (de hecho, el primer número del comic está dedicado a Ian Curtis, líder del grupo, quien se suicidó a los veintitrés años) y a poemas del músico, escritor y actor Jim Carrol.

O’ Barr llevó su creación a las editoriales más importantes, pero ninguna se mostraba interesada: el material les parecía demasiado oscuro y pesimista. Tras siete años insistiendo, pudo ubicarla en Caliber Press, una pequeña editora de Detroit, que publicó la obra en 1989. Apenas llegaron a publicarse cuatro números. No obstante, Tundra Publishing adquirió los derechos y los sacó a la venta en forma de una novelas gráfica compuesta de tres partes. Más tarde, Kitchen Sink Press reeditó la colección en una sola novela gráfica.

Para comienzos de los ’90, The crow ya era un comic de culto.

La versión cinematográfica no se haría esperar.

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Volando a la pantalla grande

En la actualidad, las películas basadas en comics están a la orden del día, pero el fenómeno se originó hace quince años, con el estreno del primer Batman de Tim Burton.

El productor Edward Pressman no perdió tiempo y adquirió los derechos de The crow.

La dirección recayó en Alex Proyas. Nacido en Egipto en 1963, Proyas fue criado en Australia, donde comenzó su impresionante trayectoria como director de publicidades y de videoclips para agrupaciones como Crowdead House, INXS y Fleetwood Mac.

Pero la gran pregunta era quién le daría cuerpo y alma a Erik Draven.

El primer contactado fue nada menos que River Phoenix, quien rechazó la oferta. (vale recordar que River murió en el ’93 por sobredosis). El segundo fue Christian Slater, pero el papel finalmente recayó en Brandon Lee.

Hasta ese momento, Brandon sólo era conocido por ser el hijo del gran Bruce Lee y actor de películas de acción de escasa relevancia. Interpretar Eric, un personaje que usa tanto la cabeza como el cuerpo, fue su oportunidad de ser respetado dentro de la industria y de sacarse de encima el mote de “El hijo de...”. Su compromiso fue tal, que estudiaba obsesivamente las creaciones de O’Barr con la intención de parecérse lo más posible al personaje.

“El personaje tiene una cantidad de emociones realmente sorprendente”, comentó Brandon en su momento.

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El esfuerzo dio como resultado la actuación de su vida (lástima que fue la última).

Otro punto fuerte de la película es el relacionado con lo visual. La creación de una ciudad oscura, decadente, lluviosa, polusionada, corrió por cuenta del diseñador de producción Alex McDowell —actual colaborador de Spielberg y de Burton— y del director de fotografía Darious Wolsky. Tampoco podemos dejar de nombrar al encargado de efectos especiales Lance Anderson, responsable, entre otras cosas, del maquillaje de Lee y de crear cuervos mecánicos.

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Cada aspecto contribuyó a convertir un largometraje muy fiel a la atmósfera sombría y violenta del comic. La mezcla de acción, horror, poesía y dramatismo es una de las más logradas dentro del género fantástico. Casi todas las secuencias son memorables, como aquella en la que Eric regresa a su apartamento y se maquilla como El cuervo, todo esto mientras suena “Burn”, de The Cure (en la banda de sonido también hay temas de Nine Inch Nails, Pantera, Rolling Band, entre otros).

El más feliz con los resultados fue el mismísimo padre de la criatura, James O’ Barr (quien también hace un cameo). En una entrevista que dio a Fangoria contó: “Creo que una gran parte de la razón por la que la película se ha mantenido tan cerca de mi concepto hay que buscarla en la participación de Brandon Lee. Brandon estaba fascinado por el concepto y el personaje...”.

¿Una película maldita?

Algunos films parecen nacer malditos. Los rodajes están plagados de accidentes inexplicables, y a veces hasta hay muertes de por medio. Es bien conocido el caso de El exorcista (The exorcist, William Friedkin, 1973) y el de Poltergueist-juegos diabólicos (Poltergueist, Tobe Hooper, 1982).

El cuervo no se quedó atrás.

Lo que sigue es una lista de hechos misteriosos que rodearon el proyecto:

  • Durante el primer día de rodaje, un carpintero sufrió quemaduras al sentarse en una viga de metal que entró en contacto con una descarga eléctrica.

  • Un doble de riesgo se rompió varias costillas al caer desde una gran altura.

  • El prensero de la película fue víctima de un accidente automovilístico.

  • Algo similar sucedió con uno de los escultores.

  • Un huracán destrozó varios decorados, por lo que el rodaje se retrasó más de lo debido.

  • Un camión del equipo técnico se incendió.

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Oscura tradición familiar

Pero sin duda, el acontecimiento más nefasto, el que le dio tanta fama a la película, fue la muerte de Brandon Lee.

El episodio ocurrió la madrugada del 13 de marzo de 1993. La escena que se rodaba era una de las del principio, cuando Eric regresa a su apartamento y descubre que Shelley está siendo violada por los pandilleros. Uno de los salvajes, Funboy, le dispara al protagonista.


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Pero hubo un mínimo detalle: el arma, supuestamente cargada con bala de fogueo, tenía una de verdad, que le atravesó el abdomen y se alejó cerca de la vértebra del Brandon. En un primer momento, el resto del reparto y los técnicos creyeron que estaba actuando, pero pronto se percataron de la tragedia y llevaron al herido al Centro Médico Regional de New Hanover, Wilmignton. Lee fue intervenido quirúrgicamente, pero fue en vano: murió al cabo de trece horas. Tenía apenas veintiocho años e iba a casarse no bien terminara la filmación (cosa que iba a ocurrir en seis días).

Las teorías de la extraña muerte ya son legendarias. ¿Qué hacía allí una bala real? ¿Habrá sido negligencia? ¿O se trató de un accionar de las Tríadas, sospechosas de atentar contra la vida de Bruce Lee por difundir los milenarios secretos de las artes marciales? El hecho terminó caratulado como accidental, pero las dudas siguen y continuarán.

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Proyas y compañía pusieron al proyecto en stand by, pero decidieron completarlo en honor al difunto protagonista.

Pero, ¿cómo reemplazar a la estrella de la película? Los realizadores utilizaron doble del actor, más sombras de las que ya había, y también técnicas digitales. El trabajo fue muy bueno, ya que uno ve el film y, de no saber que Brandon murió, uno nunca se daría cuenta.

La película vio la luz en Estados Unidos en Mayo de 1994 y se convirtió en un gran éxito, incluso hasta el día de hoy, más de diez años después. Se nota mayormente en el merchandising, que sigue ardiendo en las comiquerías de todo el mundo.

Ahora Brandon Lee vivía en los corazones de los fanáticos, y también en las remeras, posters, prendedores...

Filma cuervos y se harán negocios

Las reglas de Hollywood ya son conocidas: si algo tiene éxito, hay que exprimirlo hasta sacarle todo el jugo.

Fue así que, en 1996, se estrenó El cuervo: ciudad de ángeles (The Crow: city of angels). Dirigida por Tim Pope (responsable de varios videos de The Cure), contaba una historia similar a la anterior: un padre y su hijo son asesinados por una pandilla. El hombre regresa de la muerte, se maquilla y busca venganza. Por el pequeño inconveniente físico ya visto, Brandon Lee no pudo repetir su papel. En su lugar estuvo el actor galo Vincent Perez, que no le llega ni a los talones al hijo de Bruce.

A pesar del fracaso, hubo una tercera parte, conocida como The Crow: salvation (Bharat Nalluri , 2000). La idea de los productores era estrenarla en cines, pero los inconvenientes con la censura —entre otros problemas— hicieron que sólo se viera por video y cable. El nuevo cuervo: Eric Mabius, visto en El huésped maldito (Resident evil, Paul Anderson, 2001).

También hubo una serie de televisión, The crow: starways to heaven. El zombie justiciero fue encarnado por el karateca Mark Dacascos, y su interpretación se acerca bastante a la del fenecido Brandon.


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viernes, septiembre 7

CORAZON DELATOR - DE EDGAR ALLAN POE...leánlo.

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.

Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:

-¿Quién está ahí?

Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.

Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.

Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.

Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.

Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.

¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.

Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.

Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.

Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!

Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?

Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.

Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.

Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.

Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!

-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!

¡Donde está latiendo su horrible corazón!



FIN

sábado, septiembre 1

Literatura gótica


La literatura gótica es un género literario relacionado estrechamente con el de terror y subsumido en éste, al punto de que es difícil diferenciar uno del otro. De hecho, no puede decirse que existiera el género terror hasta la aparición del terror gótico.

El adjetivo gótico deriva de que gran parte de estas historias trascurren en castillos e monasterios medievales. En sentido estricto, el terror gótico fue una moda literaria, fundamentalmente anglosajona, que se extendió desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX, como reacción al Racionalismo. En la literatura de terror moderna los viejos arquetipos no desaparecieron totalmente. El movimiento gótico surge en Inglaterra a finales del siglo XVIII. El renacimiento del gótico fue la expresión emocional, estética y filosófica que reaccionó contra el pensamiento dominante de la Ilustración, según el cual la humanidad podía alcanzar el conocimiento verdadero y obtener felicidad y virtud perfectas; su insaciable apetito por este conocimiento dejaba de lado la idea de que el miedo podía ser también sublime. Las ideas de orden de la Ilustración van siendo relegadas y dan paso a la afición por el gótico en Inglaterra y así se va abriendo el camino para la fundación de una escuela de la literatura gótica, derivada de modelos alemanes.

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Mary Shelley

Las narrativas góticas proliferan entre 1765 y 1820, con la iconografía que nos es conocida: cementerios, páramos y castillos tenebrosos llenos de misterio, villanos infernales, hombres lobo, vampiros, doppelgänger (transmutadores, o doble personalidad) y demonios, etc.. Los ingredientes de este subgénero son castillos embrujados, criptas, fantasmas o monstruos, así como las tormentas y tempestades, la nocturnidad y el simple detalle truculento, todo ello surgido muchas veces de leyendas populares. La obra fundadora del gótico es El castillo de Otranto, de Horace Walpole (1765). Otras obras claves de esta corriente son Los misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe, El monje, de Matthew Lewis, publicada en 1796, Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin y Manuscrito encontrado en Zaragoza de J. Potocki. El Romanticismoliteratura, casi siempre inspiradora de sentimientos morbosos y angustiantes, que alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XIX, a impulsos del descubrimiento del juego mórbido con el inconsciente. exploró esta Sin embargo, obras de pleno siglo XIX como Té verde, de Sheridan Le Fanu, Frankenstein, de Mary Shelley, El corazón delator, de Edgar Allan Poe, y, más adelante, Janet, Cuello Torcido, de R. L. Stevenson, Drácula, de Bram Stoker, El horla, de Guy de Maupassant, Otra vuelta de tuerca, de Henry James, etc., puede decirse que superan el terror gótico, pues no reúnen las citadas características.

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Horace Walpole

Salvo en casos excepcionales, tienden al formato corto del cuento en menoscabo de la novela; no se recurre a las monjas ensangrentadas, ni son elementos necesarios los aullidos espectrales y los truenos, rayos y centellas de tormentas; no tienen por qué transcurrir en escenarios ruinosos, castillos y monasterios medievales; los fantasmas que presentan no están "encadenados"; apenas tienen que ver con leyendas populares... Por lo tanto pueden considerarse ya como obras plenamente representativas del terror moderno que alcanzará a nuestros días, si bien en este punto la opinión de los críticos está dividida.

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Bram Stoker

En los relatos góticos se advierte un erotismo larvado y un amor por lo decadente y ruinoso. La depresión profunda, la angustia, la soledad, el amor enfermizo, aparecen en estos textos vinculados con lo oculto y lo sobrenatural. Algunos autores sostienen que el gótico ha sido el padre del género de terror, que con posterioridad explotó el fenómeno del miedo con menor énfasis en los sentimientos de depresión, decadencia y exaltación de lo ruinoso y macabro que fueron el sello de la literatura romántica goticista. El escritor romántico español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) incluyó en sus LeyendasMaese Pérez, el Organista, El Miserere y El Monte de las Ánimas. algunos relatos de miedo muy meritorios como A fines del siglo XIX, Oscar Wilde tomó este subgénero con humor en su relato El fantasma de Canterville.

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Ann Radcliffe

La escritora norteamericana Anne Rice, cuyas obras mezclan lo cotidiano con historias de vampiros y de erotismo oscuro, ha tratado de revitalizar, temáticamente, el terror gótico. H. P. Lovecraft, por su parte, lograría sintetizar en las primeras décadas del siglo XX la tradición que partía de lo gótico con la ciencia ficción contemporánea. Actualmente lo gótico aparece en algunos autores (al menos en determinadas obras): Angela Carter, P. McGrath, A. S. Byatt, etc.

Dentro de las características del movimiento gótico se encuentran: Es melodramática, exagera los personajes y las situaciones con el fin de acentuar los efectos estéticos.El autor crea un marco sobrenatural que facilita el terror, el misterio y el horror.Existencia de lugares solitarios y espantosos que subrayan así los aspectos más grotescos y macabros de la producción.Exaltación de la relación entre terror y éxtasis.Embellecimiento de la muerte como un deseo por el dolor.Importancia de escenario arquitectónico, para enriquecer la trama; las sombras y contornos de luz delimitan espacios y recrean sentimientos melancólicos.Referencias a la locura, falta de raciocinio, bestialidad y demás situaciones inhumanas o sobrenaturales.La polarización del bien y el mal, este último siendo interpretado por un hombre cruel que hará las de villano
El arte gótico es la utilización de elementos oscuros.

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Howard P. Lovecraft

Terror moderno

El terror moderno es la etapa de la literatura de terror que se desarrolla ya a partir de la primera mitad del siglo XIX por obra de precursores, como el norteamericano Edgar Allan PoeJoseph Sheridan Le Fanu (1814-1873), cuyas aportaciones, especialmente el llamado terror psicológico, supusieron una profunda transformación de la literatura de terror gótico anterior, de raíces estrictamente románticas, y que, como se ha visto, utilizaba como principal recurso el "susto" y otras técnicas que hoy podrían pasar por anticuadas y rudimentarias. (1809-1849) y el irlandés Historia Ya en las postrimerías del siglo XIX el cuento de horror o de fantasmas experimentaría nuevamente un gran avance a resultas de las aportaciones de los grandes cultivadores que encontró esta modalidad en Inglaterra (alguno sería de otra nacionalidad, como el francés Guy de Maupassant), en las épocas victoriana y eduardiana. Autores como Robert Louis Stevenson, M. R. James, Henry James, Saki (Hector Hugh Munro) y Arthur Machen, entre otros, ejercerían una profunda renovación de estilos, temas y contenidos que, ya en pleno siglo XX, acabaría desembocando en el último autor mayor del género: el norteamericano Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Con él, el género macabro experimentaría nuevamente un giro de 180 grados. Este autor, cuyo principal referente, según él mismo confesaba, era su compatriota Poe, fue el creador del llamado "cuento materialista de terror" (por oposición al "espiritualismo" a ultranza propio del relato de fantasmas tradicional).

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Edgar Allan Poe

Introdujo, además, en el género elementos y contenidos propios de la naciente ciencia-ficción, lo que tendría amplias repercusiones en toda la literatura y el cine posteriores. Lovecraft, orientándose en principio a partir de las subyugantes fantasías que le proporcionaba su propio mundo onírico, supo conciliar éstas con las enseñanzas de autores de su predilección como Poe, Lord Dunsany, Ambrose Bierce, Algernon Blackwood y William Hope Hodgson, lo que dio como resultado la asombrosa invención de una nueva mitología pagana, los Mitos de Cthulhu, a través de la cual logró dar cumplida expresión a los muchos terrores y obsesiones que anidaban en su personalidad enfermiza. Sin embargo, en ocasiones se ha achacado a Lovecraft un estilo encorsetado, abundante en adjetivos y fórmulas repetitivas, que hace que sus argumentos pueden predecirse con facilidad a medida que el lector asimila la técnica del autor.

Es necesario mencionar en este punto al grupo de autores que acompañó a Lovecraft en su alucinante periplo literario, publicando relatos en la famosa revista norteamericana Weird Tales, unos pertenecientes al Círculo de Lovecraft y otros independientes: Robert Bloch, Clark Ashton Smith, Fritz Leiber, Frank Belknap Long, Henry Kuttner, Seabury Quinn, August Derleth, Robert E. Howard, Donald Wandrei, etc., algunos de ellos, a juzgar por la opinión de los críticos, de valores literariamente discutibles. Uno de los modelos de Lovecraft es el autor inglés, ya citado, William Hope Hodgson al cual se considera un precursor del género de terror materialista creado por aquel. Nacido en 1875 y muerto en 1918, su obra "La casa del fin del mundo" narra en primera persona las peripecias del habitante de una pequeña aldea irlandesa que es raptado por unos seres mitad hombres, mitad bestias, y transportado a otra dimensión.

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Gustavo Adolfo Becquer, en su lecho de muerte...

Pero el escritor que gran parte de la crítica sitúa al lado de Poe, Lovecraft y Maupassant en el panteón de ilustres cultivadores del miedo, es el norteamericano Ambrose Bierce (1842-1914?), quien a través de contundentes filigranas como Un terror sagrado, La ventada cegada y La cosa maldita se evidenció como maestro absoluto en la recreación de tensas atmósferas desasosegantes en medio de las cuales estalla de pronto un horror absorbente y feroz. El tópico del hombre lobo fue introducido en el género por Guy Endore, con su novela "El hombre lobo en París", 1933. La última hornada del género de terror cuenta con figuras poco relevantes, en el mundo anglosajón, supuestos confesos de los Poe, Lovecraft, Bierce y compañía, como Stephen King, Ramsey Campbell y Clive Barker, autores de gran número de best-sellers, algunos de los cuales han sido adaptados con éxito al cine. En los últimos años, la producción de este género se ha trasladado, en gran parte, desde el campo de la literatura al de la cinematografía, la historieta, la televisión y los video-juegos, dando origen a un nuevo subgénero de terror, el gore, caracterizado por el fácil recurso a las escenas sangrientas y la casquería barata.

algunas de las obras de la litertura gótica:

El castillo de Otranto (1765), de Horace Walpole.
Sir Bertram (1773), de Barbauld.
The Recess (l785), de Sophia Lee.
Los misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe.
El monje (1796), de Matthew Gregory Lewis.
Wieland o la transformación (1798), de Charles Brocken.
St. León (1799) de William Godwin.
Manuscrito encontrado en Zaragoza de J. Potocki.
Frankenstein o El moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley.
El Vampiro (1819), de John William Polidori
Melmoth el errabundo (1820), de Charles Robert Maturin
Vampirismo (1821), de E. T. A. Hoffman
La caída de la casa Usher, de Edgar Allan Poe
El monte de las ánimas, de Gustavo Adolfo Bécquer
Varney el vampiro o el festín de sangre (1847), de Thomas Preskett.
Carmilla (1872), de J. S. Le Fanu.
Otra vuelta de tuerca (1897) de Henry James
Drácula (1897), de Bram Stoker
El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde
La bestia en la cueva (1905), de Howard Phillips Lovecraft


jueves, agosto 30

Sucubos e Incubos


Hemos de nombrar a los incubos y sucubos, y para comprender en toda su extensión las relaciones estrechas que los demonios tienen aparentemente con los seres humanos, el porque los exorcismos han tenido tan gran proliferación, es necesario saber que son los incubos.

Los incubos son los demonios que seducian a las mujeres. Se refiere de ellos que cumpl
ian el acto carnal sin producir a la victima verdadero goce, ni aun cuando el incubo tomase la forma del ser querido. Debido a esto, precisamente muchas jovencitas se defendieron de haber perdido su castidad, afirmando que su seductor no habia sido otro que el diablo y no un hombre de carne y hueso.

El espasmo venereo, en tales casos, determinaba una fuerte eyaculación seminal que la mujer experimentaba como si penetrase en su interior una violenta corriente de aire helado, y distinguia al incubo una potencia extraordinaria que le permitia repetir el coito en un numero ilimitado de veces.

Los demonologos no estan de acuerdo en el carácter del padecimiento exento de placer que concurre en el coito verificado con la mujer por el incubo, y muchos creen que el acto carnal ofrece una complejidad muy grande y una experimentación intensa de emociones compuestas que no puede producir ni el hombre mas vigoroso y acostumbrado. Asimismo, los preludios se distinguen por una mayor lascivia y el termino lleva el placer de la mujer poseida hasta los limites del delirio erótico.

Todo esto demuestra que nunca hubo identidad en los casos y que en unas mujeres era inaudito desbordamiento de deleites eróticos, mientras que en otras resultaba mas bien tormento mas o menos tolerable.



Bien pudiera ser ambas cosas a la vez, teniendo en cuenta que el incubo ofrece la particularidad de tener el miembro viril bifurcado, de manera que una de las ramas ocupa la cavidad vaginal, introduciendo la otra en el ano, duplicación del goce que a ciertas incubadas les resultaba el colmo de todo placer. Una de las cuestiones mas debatidas en otros tiempos, fué si dichas uniones podian ser o no fecundas. Dijose que una condición del placer era la esterilidad, pero el parecer contrario tambien se impuso, y ciertamente una vieja superstición prueba que ciertas figuras prominentes de la Historia deben la vida a un padre incubo, incluyendo en este caso a Alejandro Magno, Escipión, Cesar Augusto y otros. La creencia en los incubos se remonta a fechas muy antiguas, siendo conocidos ya entre los galos con el nombre de Drusios. San Agustin afirma, refiriendose a los atentados de los incubos, que seria imprudente negar un hecho tan establecido. Los hebreos remontaban su origen a los tiempos de los primeros hombres. En la Edad Media nadie dudaba de la existencia de los incubos, y muchas obras de esa epoca ignorante y supersticiosa, tratan de ese asunto como de algo asaz conocido. Naturalmente no todos los casos de incubismo son reales. Muy al contrario, puesto que casi siempre se trata de alucinaciones y deseos eróticos, aunque es posible que haya en todo ello un fondo de realidad, cuyos misterios poseia la Goecia, y aun en esta época el Satánismo recurre en muchas ocasiones al incubo para perpetrar sus actos cargados de erotismo.

Los súcubos más conocidos son Lilith, Abrahel, Baltazo, Bietka, Filotano, Florina Vasordie y Mancerinio. Uno de los más relevantes en la demonología es Lilito. Este se trasformaba en una mujer de opulentas formas a la que gustaba seducir a los artistas para que la utilizasen como modelo en sus creaciones, especialmente si se trataba de motivos religiosos.
Según el Malleus Maleficarum, o el "Martillo de Brujas", los sucubos coleccionan el semen de los hombres con los que durmieron. Este lo usarían para embarazar a las mujeres. Así, se suponía que los niños que serían engendrados, serían más susceptibles a la influencia de los demonios.
Según algunas creencias, los sucubos se podrían transformar en incubus con el semen recientemente recogido impregnando a sus víctimas. Éste hecho respondía a la creencia de que los demonios no podían reproducirse naturalmente, sin embargo los incubus podrían fertilizar a las mujeres.

La leyenda de los súcubos es una explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño´Se dice entonces, que Los Súcubos, del latín sucubare su significado es colocarse abajo, esto es imitar la forma femenina de tener una relación sexual con un hombre; los súcubo son demonios que toman formas de mujeres, para poder acercarse a los hombres y seducirlos mediante excitación sexual por los sueños, y extraerle el semen al hombre y alimentar su energía, al igual que los incubos buscan procrear el anticristo mezclado de demonio y humanidad, al igual que los incubos, los súcubos actúan por las noches y pueden aparecer como persona humana, mujer o hombre ante sus victima.
La apariencia de los súcubos varía, en general, tanto como la de los demonios; no hay ninguna apariencia o pintura definitiva. Sin embargo, se suelen pintar casi universalmente como mujeres seductoras con una belleza no terrenal, a menudo con alas demoniacas; de vez en cuando, en ellos se dan otros rasgos demoniacos, como pueden ser, los cuernos, una cola con una punta terminada en triángulo, con ojos de serpiente, cascos de caballo, colmillos, etc... De vez en cuando, simplemente aparecen como una mujer atractiva en los sueños, en los que la víctima no puede deshacerse de ella, ni olvidarla. Los súcubos atraen varones y en algunos casos, el varón ha llegado a enamorarse de ella. Incluso fuera del sueño, ella no deja su mente. Siguen agotando lentamente la energía de su víctima.
La creencia oriental

Una versión conocida del súcubo en la creencia oriental es el "um al duwayce".
Esta retrata al súcubo como una mujer bonita, atractiva y perfumada que vaga por el desierto sobre un asno. Ella intenta atraer a los hombres, para así tener relaciones con ella mientras, con la vagina dentada que posee, que son unas afiladas "navajas de afeitar" dentro de su vagina, les rebana el pene, para así dejar al hombre agonizando de dolor.
Habiendo dejado al hombre desvalido, ella toma la forma del hombre y lo mata. Algunos creen que ella se los come vivos.

extraido de: lacoctelera.com y de ophiel0.tripod.com

Lilith: la sombra de eva, madre de todos los vampiros

Según consta en la literatura hebrea, Lilith fue la primera esposa de Adán. Estaba hecha con arcilla, igual que él. Era hermosa y libre. Hasta el punto de que se quejó de tener que yacer con Adán siempre debajo: "Fuimos creados iguales, y debemos hacerlo en posiciones iguales". Cansada de que Dios no atendiera sus reivindicaciones, se fue del Paraíso. Entonces Adán recibió una nueva compañera, Eva, creada a partir de una de sus costillas, y por lo tanto sumisa.

A partir de esta narración, a Lilith se le ha considerado la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después.

Esa condición diabólica de Lilith le ha llevado a ser también la Reina de los Vampiros. No sólo mantiene relaciones sexuales con hombres a los que después asesina, sino que además se alimenta de su sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a muerte de hombres y niños.

Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos.

En la Biblia aparece una fugaz alusión a Lilith. En Isaías 34,14 se explica con todo detalle cómo Dios con su espada mata a todos los habitantes de Edom, lugar poblado por enemigos acérrimos de los judíos, y que allí quedan como dueños y señores los animales. Buitres, serpientes... y Lilith. "También allí Lilith descansará y hallará para sí lugar de reposo". Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla, evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular".

Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la serpiente del Paraíso (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín.

En astrología, Lilith es un punto que se averigua mediante las posiciones de la luna y la Tierra. Su representación es una luna negra, y hace referencia a "deseos ocultos, lados reprimidos de nuestra personalidad, experiencias dolorosas y rincones oscuros de nuestra psique". En astronomía, Lilith es simplemente el asteroide 1181, descubierto el 11 de febrero de 1927.

Sea como fuere es evidente que Lilith es el perfecto símbolo para representar a la mujer emancipada, la que no se somete al hombre y busca la igualdad. Dejando a un lado las referencias al infanticidio o a los sueños eróticos masculinos, Lilith es un ejemplo claro de cómo la mitología también nos puede ayudar a encontrar las raíces del feminismo.

De: Antonio Tausiet, extraido de mundofree.com

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